Ella salía de la entrevista laboral que tenía programada para las tres y media de la tarde.
Llevaba puesto un pantalón negro de vestir, una camisita blanca manga 3/4, ajustada y escotada (no mucho, nunca le gustó demasiado mostrar), y un saquito de vestir que, a pesar de no ser parte de un conjunto, le hacía juego con el pantalón.
El pelo iba enrulado en una cola a la altura de la nuca, y dos rulitos graciosos le caían a los costados de la cara...
Se tomó el 105 que la dejaba justo a media cuadra de su casa, y se alegró de ver un asiento individual vacío.
Sacó boleto, y fue derecho a sentarse.
Una vez acomodada, sacó de la cartera el mp3, se puso los auriculares, lo prendió, buscó en la lista sus temas favoritos del flaco Spinetta, y se quedó mirando hacia afuera, como si en vez de mirar las cosas que pasaban e iba dejando atrás el recorrido, ella simplemente mirara un punto fijo del horizonte. Siempre el mismo...
Cada tanto alejaba la vista de ese lugar, y hacía un paneo rápido entre la gente que se agolpaba a lo largo del colectivo... siempre con un desinterés que a cualquiera le llamaría la atención...
Hasta que subió él.
Venía con otros dos hombres. Uno sacó boleto, y entre risas de chistes que (supuso ella) no debían tener nada de graciosos, se acomodaron a pocos pasos de donde estaba.
Él tenía boina. Blanca. Una remerita negra que le marcaba un poco los brazos, y uno de esos pantalones de lino que a cualquier hombre le quedan bien en verano...
Se re-acomodó en el asiento e intentó hacer de cuenta de que no pasaba nada... pero se sentía observada... sabía que él la miraba... y aunque se moría de ganas de devolverle la mirada, no pensaba hacerlo... no iba a ser tan debil...
Y lo hizo...
Simplemente desvió la mirada hacia donde estaba él, y sus miradas se cruzaron.
Así pasaron dos o tres veces, hasta que a ella, sin querer, se le escapó un cuarto de sonrisa, mas precisamente del lado derecho de los labios... y vió como él se la devolvía haciendo un gesto a modo de saludo con la cabeza...
Ella hizo como que no pasaba nada, se negaba a volver a mirarlo... pero inteligentemente, veía todo lo que pasaba por el reflejo de la ventanilla... (muehehe pensó hacia adentro...)
Justo a la altura del Abasto, desvió nuevamente la mirada hacia donde él estaba, y lo vió acercandose, hasta que lo tuvo a dos pasos de donde estaba ella...
"Soy Juan" le dijo sonriente, mientras le entregaba un papelito escrito con el pulso todo tembloroso.
"Soy Ana" respondió ella...
Suegra XIX (Especial Semana Santa (?))
Hace 7 años