martes, 1 de diciembre de 2009

Colectivo...

Ella salía de la entrevista laboral que tenía programada para las tres y media de la tarde.

Llevaba puesto un pantalón negro de vestir, una camisita blanca manga 3/4, ajustada y escotada (no mucho, nunca le gustó demasiado mostrar), y un saquito de vestir que, a pesar de no ser parte de un conjunto, le hacía juego con el pantalón.

El pelo iba enrulado en una cola a la altura de la nuca, y dos rulitos graciosos le caían a los costados de la cara...

Se tomó el 105 que la dejaba justo a media cuadra de su casa, y se alegró de ver un asiento individual vacío.

Sacó boleto, y fue derecho a sentarse.

Una vez acomodada, sacó de la cartera el mp3, se puso los auriculares, lo prendió, buscó en la lista sus temas favoritos del flaco Spinetta, y se quedó mirando hacia afuera, como si en vez de mirar las cosas que pasaban e iba dejando atrás el recorrido, ella simplemente mirara un punto fijo del horizonte. Siempre el mismo...

Cada tanto alejaba la vista de ese lugar, y hacía un paneo rápido entre la gente que se agolpaba a lo largo del colectivo... siempre con un desinterés que a cualquiera le llamaría la atención...

Hasta que subió él.

Venía con otros dos hombres. Uno sacó boleto, y entre risas de chistes que (supuso ella) no debían tener nada de graciosos, se acomodaron a pocos pasos de donde estaba.

Él tenía boina. Blanca. Una remerita negra que le marcaba un poco los brazos, y uno de esos pantalones de lino que a cualquier hombre le quedan bien en verano...

Se re-acomodó en el asiento e intentó hacer de cuenta de que no pasaba nada... pero se sentía observada... sabía que él la miraba... y aunque se moría de ganas de devolverle la mirada, no pensaba hacerlo... no iba a ser tan debil...

Y lo hizo...

Simplemente desvió la mirada hacia donde estaba él, y sus miradas se cruzaron.

Así pasaron dos o tres veces, hasta que a ella, sin querer, se le escapó un cuarto de sonrisa, mas precisamente del lado derecho de los labios... y vió como él se la devolvía haciendo un gesto a modo de saludo con la cabeza...

Ella hizo como que no pasaba nada, se negaba a volver a mirarlo... pero inteligentemente, veía todo lo que pasaba por el reflejo de la ventanilla... (muehehe pensó hacia adentro...)

Justo a la altura del Abasto, desvió nuevamente la mirada hacia donde él estaba, y lo vió acercandose, hasta que lo tuvo a dos pasos de donde estaba ella...

"Soy Juan" le dijo sonriente, mientras le entregaba un papelito escrito con el pulso todo tembloroso.

"Soy Ana" respondió ella...

miércoles, 25 de noviembre de 2009

Trámites...

Ella había salido temprano, tenía varios trámites para hacer, y si bien sabía que se podría haber quedado un par más de horas durmiendo, prefirió saltar de la cama como si los resortes ya no quisieran sostenerla...

Se lavó la cara, cepilló sus dientes, y se miró en el espejo abriendo grandes los ojos y haciendo una mueca extraña con la boca. Intentaba sacarse la cara de dormida... sin mucho éxito realmente...

Pasó por el comedor, agarró una manzana del canasto, sacó las llaves del cajón, y mientras cerraba la puerta, le dio un mordisco a la fruta.

Bajó los seis pisos por la escalera.

El ascensor andaba perfectamente, pero ese día particularmente, tenía ganas de bajar por sus propios medios.

En realidad, ella no quería reconocerlo, pero las últimas veces que había viajado en ascensor, se había acordado de la película "Los 5000 dedos del Dr. T", en donde hay una escena en la cual hay unas mazmorras, y un ascensorista vestido de verdugo va contando las espantosas situaciones de cada planta subterránea a medida que el ascensor baja...

Cuando llegó a la intersección entre el primer piso y la planta baja, se detuvo un segundo a mirar la baranda. Casi podía verse sentándose sobre ella de costado, y deslizándose hasta el final de la escalera... se sonrió de imaginarlo, pero no se animó a hacerlo.

Una vez en la calle, inspiró profundo, el viento venía fuerte y tibio, y le pegó un poco en la cara, mientras trataba de acostumbrarse.

Caminó por la avenida, y dobló en la tercer esquina. Hizo poco mas de media cuadra y se metió en un edificio alto. Allí terminó los trámites que tenía para hacer esa mañana, y cuando salió sentía que se había sacado un peso de encima.

Miro a ambos lados de la calle, y decidió caminar sin rumbo, a ver en donde terminaba...

domingo, 22 de noviembre de 2009

Ella...

Ella tenia un nudo en la garganta... no era por algo en particular... era el día...
Afuera hacía frío... el viento hacía remolinos con las hojas amarillentas que bailaban en la vereda, y la gente se abrazaba a sus abrigos como si en cualquier momento se les fuera a volar...
Las nubes eran grises, casi blancas... y ese día estaban particularmente bajas...
En el balcón estaba el tender, con la ropa que había lavado el día anterior, y mientras ella escribía en su cuaderno, podía ver de reojo como se volaban las prendas agarradas con broches de colores... "Hubiera sido un espectáculo ver toda esa ropa volando en el aire"... pensó... y siguió escribiendo...
En la cocina, el agua para los fideos seguramente hervía hacía rato... pero ella no tenía ganas de levantarse a fijarse, ni a ponerlos en el agua a cocinarse... Igualmente sabía que tenía que hacerlo... ya había quemado varias cacerolas por ese mismo motivo...
Juntó fuerzas, soltó un suspiro medio fastidioso, y se levantó con los pies pesados, para ir a la cocina.
En el camino, miró todo... el sillón, la mesa, el piso rayado, la pared revocada que jamas fue vuelta a pintar... y llegó a la cocina...
Destapó la cacerola, y afortunadamente, todavía tenía suficiente agua.
Agarró de arriba de la heladera el frasco gigante de spaghettis que siempre tenía lleno, lo abrió y echó un puñado en el agua hirviendo, revolvió con la cuchara de madera, y se dio vuelta casi airosa, volviendo al cuarto, a sentarse con las piernas cruzadas cual indio, a escribir en su cuaderno.
Estaba conectada, online, pero no tenía ganas de hablar con nadie... Todavía era temprano... sabía que antes de las próximas dos horas, no iba a pasar nada importante, asi que siguió sentada, de a ratos escribiendo, de a ratos con la mirada perdida en un punto cualquiera del cielo blanco.
Sentía algo que era dificil de explicar... suponía que era tristeza, pero un buen amigo le había dicho que la tristeza no está buena... que quizás lo que tenía eran ganas, deseos, pilas, quizás hasta un poquito de frustración... y le pareció que podía llegar a tener razón...
Nunca le había gustado la idea de ponerle una connotación negativa a las cosas, porque consideraba que las alejaba aún mas... asi que se sacudió la tristeza, y la cambio por ganas... muchisimas ganas... y también un poco de frustración... pero sabía que era pasajera... sabía que era solo por el día, o porque era domingo y hacía una semana atrás estaba donde quería y con quien quería... o quizás, era también un poco porque hacía mucho frío... y afuera estaba nublado...